Descripción


Sidreria tradicional asturiana en el Parque Natural de Somiedo.

Destacan sus generosas raciones y entre sus especialidades se encuentran el picadillo con setas y cabrales o la cazuela de pulpo. También parrillas de carne.

Podrá degustar la mejor cocina tradicional de la zona, destacamos el pote de berzas, la fabada, el cabritu, las carnes roxas de la zona, gulas y langostinos, etc. Nos encontramos a la entrada de Pola de Somiedo. Principado de Asturias.

Especialidades:

Carnes a la parrilla, Cabrito Guisado, Pote Asturiano, Tapas variadas

Servicios:

  • Bar / Cafetería
  • Calefacción
  • Aparcamiento
  • Wifi
  • Admite tarjetas de crédito
  • Cocina tradicional clásica
  • Accesible autocares
  • Transporte público < 500 m.

Somiedo es una de las reservas más importantes de una raza de vacuno, la Asturiana de los Valles o vaca roxa, destinada a la producción de carne.

Carnes con matrícula de honor

Las montañas astures tienen su propio ecosistema, un devenir natural en el que cada elemento realiza su función sin inmutarse ni pedir nada a cambio. Las abejas polinizan y permiten que los manzanos ofrezcan, garantizando la pervivencia de la Sidra; las vacas liberan por un lado de hierbajos los prados y los dejan impolutos para su lucimiento fotográfico, y por otro producen excelentes carnes y leche; los bosques aportan aire puro y dan cobijo a jabalíes, corzos y venados (ciervos)...

En materia de carne, Asturias es sinónimo de calidad y seguridad alimentaria. Las vacas que pastan en nuestros montes pertenecen a la raza Asturiana de la Montaña, la principal del denominado tronco castaño dentro de la Península Ibérica, que está presente en la región por lo menos desde el siglo IV. Si quiere corroborar esta teoría tan solo tiene que visitar la Campa Torres en Gijón, un bonito yacimiento arqueológico donde se descubrieron huesos de vaca de esa época. También está bien valorada y autorizada la raza Asturiana de los Valles.

La carne asturiana tiene fama en todo el territorio nacional. Son numerosas las carnicerías del país que presumen del sello de garantía y de la presencia del logotipo de la Indicación Geográfica Protegida (I.G.P.) Ternera Asturiana.

Cuando hablamos de carne de vaca a todos nos viene a la mente el solomillo o el entrecot, pero nos olvidamos de que existen más de veinte partes diferentes en cada animal, muchas de ellas muy sabrosas y más económicas, como la contra, la babilla, el pecho o el redondo.

Los dos secretos del éxito de la carne asturiana son que respiran aire puro y que se alimentan de pastos muy nutritivos y naturales. Si a eso le añadimos una alimentación suplementaria basada en cereales y leguminosas logramos un resultado excelente, cuya principal característica es una textura jugosa y tierna. Se denomina ternera cuando los ejemplares tienen menos de 12 meses, y añojo cuando su edad supera la anterior y no alcanza los 18 meses, edad máxima de sacrificio.

IGP Ternera Asturiana

La Indicación Geográfica Protegida «Ternera Asturiana» avala la carne de animales nacidos, criados y engordados en el Principado de Asturias, siguiendo una serie de normas recogidas en su Reglamento, enfocadas a garantizar una alta calidad sanitaria y organoléptica de la carne, además de asegurar la trazabilidad del producto a lo largo de todo el proceso.

Únicamente los animales procedentes de las razas Asturiana de los Valles, Asturiana de la Montaña, y sus cruces entre sí son aptos para suministrar carne. El amamantamiento mínimo será de cinco meses.

Serán igualmente admitidos los animales obtenidos de cruzamientos entre machos puros de las razas «Asturiana de los Valles» y «Asturiana de la Montaña» con hembras procedentes genéticamente de ambas razas autóctonas asturianas, aunque no presenten características de pureza racial absoluta y posean alguna característica morfológica no ajustada al estándar racial.

Sidra y fabes

Son los dos emblemas de la región. Sus historias son casi paralelas y en ambos casos prácticamente milenarias. Los manzanos llegaron a Asturias a través de los árabes, unos cuantos siglos después de que los griegos adorarán al líquido original, denominado zythos, mientras la faba o alubia navegó unos siglos más tarde desde América, implantándose con desparpajo y autoridad.

Se puede afirmar sin riesgo a equivocarse que en ningún sitio del planeta la fabada sabe como aquí. Parece ser que el secreto es la conjunción de factores tan diferentes como un clima suave, un suelo rico en sales minerales, una cocción a fuego lento, y las características peculiares del agua asturiana, ideal para que el resultado sea óptimo. El suelo influye hasta tal punto que los ricos en calcio dan lugar a pieles más duras y que necesitan más tiempo de cocción, porque hacen de barrera y el calor tarda más en atravesar esa malla natural y llegar al interior.

Especies autóctonas

Los buenos callos deben tener un toque gelatinoso para ser magní cos, que se percibe cuando se nos pegan los labios levemente.

El pitu de caleya no puede ser blanco, sino rojizo o, cuanto menos, oscuro.

Los tonos claros son sinónimo de «gato por liebre».

La ternera asturiana no se puede comparar con la carne denominada de buey o vaca vieja, porque mientras una procede de animales con doce meses, en el segundo caso se multiplica la edad como mínimo por cinco.

La ternera es elegancia, terneza y jugosidad, mientras la vaca vieja es potencia y grasa in ltrada. Son cosas diferentes.

La oveya xalda y el gochu asturcelta admiten muy bien los macerados, adquiriendo un sabor más complejo. Una pechuga de pita pinta rellena es una auténtica delicatessen.